sábado, 18 de agosto de 2012

Anotaciones 18082012


# 1- Las ondas solitónicas que se transmiten a través del cuerpo celular sin apenas resistencia transportando la información neuroeléctrica afectan a los filamentos proteicos del ADN a través de los canales iónicos mediante frecuencias de vibración resonantes. Dada la propia naturaleza de las ondas solitónicas es de esperar que un determinado patrón neuroeléctrico autosostenido, es decir un constructo de consciencia que devenga resonante, pueda montarse sobre un solitón y perpetuarse sin necesidad de continuos impulsos electroquímicos. Esto conlleva que la firma de un patrón neuroeléctrico, que adquiera la “cadencia” requerida para encajar en los parámetros implicados en la ecuación no lineal de Schrödinger ( ¿y escapen a la densidad de los Espacios Hilbert? ), pueda convertirse en una “amplitud de probabilidad cuántica” similar al Solitón de Peregrine ( Rogón ). 
Solitones de este tipo ya han sido montados en fotones a lo largo de fibras ópticas y se ha observado que en medios dispersivos las diferentes variaciones siguen conservando en todo momento la firma original y característica de la función inicial.
Las ecuaciones que describen la propagación de impulsos nerviosos en un axón neuronal ( las ecuaciones cable )  - un medio altamente no lineal - describen la formación de solitones basados en perturbaciones no mecánicas demostrando que es posible transportar electricidad sobre solitones sin apenas pérdida de energía. (!)
En sistemas no lineales recreados en laboratorios con superconductores, los solitones bajo disipación pequeña mantienen su forma y se siguen desarrollando pero se aprecia cierta pérdida de amplitud, velocidad, etc- ¿Sucederá lo mismo en espacios disipativos no lienales, no sujetos a los espacios Hilbert?

# 2- Como el Dr. Franz Winkler observa: “En tiempos antiguos los secretos de la naturaleza esencial del hombre, y las fuerzas que se arremolinaban en su destino, eran contemplados en los grandes corpus iniciáticos paganos. Aunque el hombre era completamente consciente del papel que juega la herencia en modelar el organismo psicológico y fisiológico de un ser humano, no pensaban que el núcleo más íntimo del ser humano fuera un producto de fuerzas puramente biológicas. A este núcleo íntimo, denominado  por los Griegos, έντελέχεια  o Daimón del hombre, se le acreditaban cualidades únicas del individuo, discernibles de las características del cuerpo que inhabitaba. Y en virtud de  la misma, existía la posibilidad de que, si se cumplían ciertos requisitos, la conciencia no cesara con la muerte del organismo.
Entre otras cosas, los dioses inmortales se diferenciaban del hombre por la perpetuación indestructible de su conciencia. Puesto que las antiguas ideas sobre el misterio del nacimiento no se pueden desvincular de las filosofías paganas relativas a la existencia suprasensible de la psique, ciertos conceptos generalmente aceptados en la era pre-Cristiana deben ser recalcados:
Generalmente, según las epistemologías paganas (refiriéndonos aquí principalmente a la Europeas ), la conciencia después de la muerte podía llegar a uno de tres niveles.
El primer nivel era el que estaba adjudicado al hombre común: un estado como en un sueño, con ausencia casi completa de memoria e identificación personal, llamado Hades en Griego y Hel en la mitología Germánica…
El segundo nivel lo era capaz de alcanzar un héroe verdadero, un ser cuyos actos de coraje y creatividad le habían distinguido de mortales ordinarios. Los Griegos llamaban este estado Los Campos Elisios, los Germanos Walhalla...
El tercer nivel se alcanzaba por aquellos, que eran capaces despegarse de los limites estrechísimos de la conciencia atada a las percepciones mundanas,  y de esa manera traer nuevos impulsos a la existencia. Ya aún viviendo en sus propios cuerpos, su conciencia había asumido un estado divino. Y así estos seres, mitológicamente hablando, podían caminar entre las estrellas…”

# 3- Conocer no es copiar lo “real” sino obrar sobre el lienzo de la “realidad” y transformarlo. El conocer es un resultante del Inteligare que en el hombre puede extenderse desafiante al universo entero. Como diría Piaget: “Conocer como capacidad de dar significado a lo que se percibe y aún al universo entero…”
El aprender debe ser entendido, entonces, como un ejercicio de creciente dominio psicológico que posibilita la aprehensión objetiva del funcionamiento de los entes y que da, como efecto, una forma de ser (formación, educación) y de actuar propia, crecientemente autónoma, a la vez libre y ordenadora en la interacción con el mundo. De aquí que aprender implique un re-hacer o re-construir los objetos que se aprenden en virtud de la propia subjetividad humana. La autonomía del sujeto, cuando esta verdaderamente existe, aparece entonces como una causa y como un efecto de una creciente organización- de un Orden- del dominio del sujeto sobre sí mismo y sobre las acciones sobre las cuales interactúa con el  mundo.
De aquí que el aprender y educarse no sea un mero ejercicio de la subjetividad del sujeto; ni tampoco sea un mero copiar la "objetividad de los objetos" (una reproducción automática y muerta de lo recibido, del statu quo); sino un  ordenamiento Inteligente ( interligado )  del flujo objetividad/subjetividad.

Así, la capacidad de Ordenar es lo que convierte las interrelaciones con el contexto en elementos vivos susceptibles de producir cambio e Información...

viernes, 3 de agosto de 2012

Invisible en el techo



Caminaba por la exposición mirando las obras expuestas a derecha e izquierda, cuando de pronto, mi visión periférica se vio atraída por una escultura, una obra cinética – una especie de rejas superpuestas con diferentes ángulos de desfase - de metal bruñido que estaba encajada discretamente en el techo, a modo de enigmática ventana ( no era algo que colgara y descendiera, como una lámpara…). Me quedé un rato observando esa escultura, y poco a poco me di cuenta que nadie, o casi nadie advertía su presencia. Leían la descripción sobre la obra y el autor que había colgada en la pared adyacente pero no se les ocurría alzar la mirada, tan solo giraban la cabeza a su alrededor confundidos. La gente prestaba atención solamente lo que estaba dispuesto en su plano de visión usual.
Pensé que esa forma de actuar era paradigmática…Como si, a través de una costumbre largamente establecida, las personas pudieran tocar y relacionarse sólo con los suelos y las paredes; de este modo, los objetos del techo y del cielo llegan a ser, eventualmente,  invisibles…Tal vez los grandes Abismos comienzan en los techos y no en el suelo
Estuve espiando desde un discreto rincón la escultura encajada tan disimuladamente, sonriendo, pensando que quizás estaba dando demasiado significado a una tontería… y que aquellos techos eran exageradamente altos y con diferentes niveles…y ( como supe después ) el director de la galería y el autor estaban experimentando con una disposición exótica...El caso es que mientras estuve allí, solamente cinco personas de todo un barullo de gente  fueron capaces de captar la existencia de esa obra extrañamente dispuesta.
Así sucede con cierto conocimiento y ciertas percepciones. Con gran frecuencia se puede decir que la gente hace suposiciones – tales como “no hay nada en el techo”- que no intenta verificar por sí misma. Hay una enseñanza, un entrenamiento, diseñado para atraer la atención de forma persistente hacia la postura de “hay algo ahí” más allá de mi concepción ordinaria que puedo descubrir...